Opinión sobre el futuro de nuestra economía
Recientemente tuve ocasión de participar como juez en la IV Edición de FEM-FUTUR FP por medio de Secot Valencia, y puedo decir que fue una experiencia interesante que me permitió comprobar, una vez más, que hay personas emprendedoras en todos los campos y que tal cosa, además, no depende de los recursos económicos con que se cuente ni de los estudios que se hayan cursado, sino que es algo inherente a la persona que le hace imaginar y luego llevar a la practica una idea. Se trata de hombres y mujeres capaces no solo de sonar, sino de materializar sus sueños. Esa fe es lo que les empuja y les lleva a asumir riesgos.
Una actitud encomiable, pero además esencial para el progreso y el bienestar general, pues una sociedad sin emprendedores no puede aspirar a ser dinámica e innovadora, está condenada al retraso.
Los proyectos que quedaron finalistas, con independencia de sus peculiaridades específicas, llevaban todos ellos el sello del emprendedor, no eran producto de copiar y pegar, sino algo original y con la impronta de su autor. Eran el reflejo, sin duda, de su carácter y sus aspiraciones.
Pues bien, en estos tiempos en los que de nuevo y por enésima vez, venimos planteándonos la necesidad de reestructurar el tejido productivo de nuestro país, que la pandemia ha acabado de dañar, pero que venía ya renqueando desde hace tiempo, sería bueno recordar que eso no es algo que pueda lograrse de la noche a la mañana, pues de otro modo el paro estructural endémico que nos aqueja habría desaparecido, pero, por el contrario, ahí está, achicándose o creciendo según la coyuntura de cada momento, pero siempre al acecho, recordándonos que esa es una tarea formidable que nos incumbe a todos.
Sin las adecuadas políticas públicas; la colaboración de patronales y sindicatos; la coordinación entre la economía privada y el sector público; sin contar con las universidades y los centros de formación profesional; y por supuesto, sin contar con los emprendedores que hay entre nosotros, será imposible avanzar en esa dirección.
Tal vez ahora, empujados por la necesidad extrema, nos decidamos de una vez a meternos en harina. Pero si no queremos conformarnos con cosas como hacer mascarillas, por ejemplo, lo que, por otra parte, está muy bien, es decir, si queremos evitar acabar siendo del todo, si es que no lo somos ya, un país de camareros y funcionarios, profesiones ambas muy dignas, dicho sea de paso, habrá que pensar en ir mucho más lejos.
Y para ello, lo primero que habría que hacer es abandonar la propensión funesta al enfrentamiento por cualquier cosa, a la retórica vacía y el gesto llamativo y, por el contrario, ponernos manos a la obra ya, sin pérdida de tiempo y enfocándonos muy bien al objetivo. Que así sea.
Salvador Pardo Andreu- doctor en derecho / Fue Director General CA Torrent.
Publicado en Revista Secot Valencia Nr. 19- Jun. 2020