Secot de Valencia

La cultura emprendedora es un factor esencial para el desarrollo de toda sociedad porque permite transformar el talento y las ideas en riqueza, al tiempo que supone un estímulo para el desarrollo de proyectos que generen empleo y bienestar para el conjunto de la ciudadanía.

El emprendimiento no solo es cosa de jóvenes, como erróneamente se plantea en muchas veces. Cualquier edad es buena para emprender y canalizar las inquietudes hacia la creación de un proyecto de negocio. En muchas ocasiones de las situaciones difíciles, surgen los mejores proyectos.

La Comunitat Valenciana siempre se ha mostrado como un territorio dinámico y proclive a la creación de empresas y esto es así en buena medida por nuestro carácter y nuestra tradición emprendedora.

Pero el emprendimiento no es solo una actitud, este debe asentarse sobre bases sólidas para minimizar el riesgo del fracaso. Para ello es necesario contar con conocimientos sobre el campo en el que se pretende emprender o, al menos, con un buen asesoramiento o un acompañamiento en el inicio, que siempre es la fase más delicada para cualquier proyecto.

Es evidente que hay sectores que, por resultar más atractivos para determinados perfiles de personas o por ser inferiores las barreras de entrada en el mismo, son más proclives al emprendimiento.

La artesanía, ofrece un campo variado y atractivo para todas aquellas personas que quieran desarrollar su creatividad y canalizar sus inquietudes a través de alguno de los 107 oficios artesanos que actualmente tenemos reconocidos en la Comunitat Valenciana.

Las barreras de entrada de tipo económico no son especialmente elevadas para la mayoría de los sectores artesanos, porque el valor añadido que se aporta se basa fundamentalmente en el trabajo y en el conocimiento del oficio y las técnicas de elaboración, en las que la intervención humana es el factor determinante para producir objetos únicos y personalizados.

Porque lo que distingue a la producción artesana de la industrial es que en esta resulta determinante la intervención humana, sin que sea posible la completa mecanización del proceso ni la producción de grandes series. Se trata de productos únicos, elaborados con mimo y esmero y su valor añadido reside en su calidad y maestría en su ejecución.

Sin embargo, si bien no existen en general barreras muy altas de entrada en el sector desde el punto de vista económico, sí que es fundamental disponer de formación o haber adquirido el conocimiento del oficio sobre el que va a pivotar la creación de la empresa.

Este conocimiento del oficio es condición necesaria para emprender en artesanía, pero no es una condición que por sí sola garantice el éxito en la empresa, si no va acompañado de conocimientos empresariales en materia de gestión y un sólido plan de negocio, en el que se reflexione previamente sobre las necesidades de financiación, que va a producirse y cuál va a ser el posicionamiento del producto respecto a la competencia así como sobre posibles canales de comercialización, entre otros aspectos.

Es importante entender que, por sus propias características, los productos artesanos, llevan el sello de su autor y en algunos campos, elevadas dosis de creatividad, que los hacen únicos para el consumidor ya que, aunque se pueden producir pequeñas series, es prácticamente imposible encontrar dos productos que sean idénticos, pero siempre tienen un común denominador, que es la maestría en su ejecución. Precisamente Ia singularidad de sus productos hace a las empresas artesanas menos sensibles a la competencia y al precio.

Hoy la percepción que el consumidor tiene de la artesanía ha cambiado y se asimila a valores como calidad, diseño, innovación, exclusividad, lo que le permite dirigirse a compradores de alto poder adquisitivo y con un nivel cultural elevado que saben reconocer y valorar el minucioso proceso de producción manual que caracteriza a los productos artesanos.
Así, la artesanía es una actividad que, partiendo de la tradición y sin olvidar sus raíces, ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos incorporando elevadas dosis de diseño e innovación, lo que le confiere un enorme potencial de crecimiento en el futuro y la convierte en especialmente atractiva para el emprendimiento.

También cabe señalar que el emprendimiento en artesanía aporta unos beneficios sociales que van más allá; de los que conlleva todo proyecto empresarial. La artesanía es un sector arraigado en el territorio e implicado en la sociedad y ha sabido interiorizar como pocos otros sectores los valores que caracterizan; una sociedad más sostenible e inclusiva, con un gran respeto por conocimiento del oficio y el trabajo especializado, valorando la tradición y el saber local, fomentando el uso de materiales sostenibles productos de proximidad y contribuyendo a la dinamización del territorio.

Por eso quiero animar a emprender en artesanía, a conocer la riqueza que suponen nuestros oficios y la satisfacción que conlleva el trabajo artesanal, así como las posibilidades que ofrece este sector para la creación de empresas, con buenas perspectivas de futuro.

Por supuesto que en esta apasionante aventura siempre podrán contar con los servicios de promoción y apoyo al sector que presta el Centro de Artesanía de la Comunitat Valenciana.

Miquel Cremades, Director Centro de Artesanía Comunidad Valenciana.
Publicado en Revista Secot Valencia Nr. 20- Oct. 2020

 

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